Fotos: Javier Escriche /Miguel Angel Artigas (Diario de Teruel) - Jesús Durán (Eco de Teruel)
Las Ánimas de la Noche de Difuntos
recorrieron el sábado por segunda vez las calles de Teruel, en medio de una
gran espectación y ante un gran número de espectadores. Si el pasado año la
lluvia y el frío determinó la afluencia, tanto de público como de participantes
en la terrorífica comitiva, la buena temperatura y el gran número de turistas que pasan en la
ciudad el puente arropó al cortejo en todo momento.
La tradición de la Noche de las Ánimas es
nueva pero no tanto. En Teruel la del sábado fue la segunda edición, y su
liturgia asociada, la rogativa de las Ánimas o la leyenda del Sonido de las
Almas es de nuevo cuño, escrita por turolenses como José Manuel Alba o José
Baldo entre otros, pero apelan a una costumbre arraigada en el acervo cultural.
Si se quiere esta Noche de las Ánimas es
algo así como Halloween quitándole los caramelos y el factor festivo que
adquirió en Estados Unidos antes de emprender su reciente viaje de vuelta al
viejo continente, pero hunde sus raíces en los antiguos ritos celtas –que
tuvieron lugar profusamente en la antigua península Ibérica–. Estas fechas
coincidían con el inicio de un periodo nuevo, con la siembra del cereal, y eran
tan significadas que había que contar con el beneplácito de los difuntos para
que el grano arraigara bien en la tierra y procurase una buena cosecha.
Pero ya se sabe que con el advenimiento
en el siglo IV del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, que
ya ni era imperio ni romano, todos estos ritos paganos se eliminaron o, cuando
fue imposible, se cristianizaron, de forma que el 1 y el 2 de noviembre
terminarían siendo el día de Todos los Santos y de los Difuntos,
respectivamente.
Al margen de todo eso esta tradición, en
lugares como Trasmoz, Moyuela o Soria, inspirada por la terrorífica leyenda El
monte de las Ánimas de Becquer, se celebra desde hace varios años, y nada
impide que en Teruel, muy entroncado con el romanticismo becqueriano a través
de sus Amantes, no pueda hacerse a partir de ahora.
El pasado año la climatología castigó la
primera edición de la Noche de Ánimas, primero por la lluvia, que obligó a
retrasarla un día, y segundo por el frío, que probablemente restó
participación. Una de las novedades ese año fue adelantar una hora la
celebración de la procesión mística, con el objetivo de que las temperaturas no
fueran tan determinantes y fuera más cómoda tanto para los participantes como
para las familias que quisieron presenciar el recorrido en alguno de sus
puntos.
En torno a las 18 horas comenzaron a
concentrarse los participantes en la Noche de Ánimas y algunos curiosos en el
punto de venta de velas que instaló la Asociación Española Contra el Cáncer en la
plaza del Seminario. Media hora después ya eran todo capuchas y capas blancas u
oscuras, preceptivas para tomar parte en el desfile y sobre las siete y media
comenzó la comitiva.
Lo hizo al son de la rogativa de ánimas
compuesta el pasado año ad hoc por José Manuel Alba e interpretada por el grupo
de música tradicional de Santa Cecilia junto a Lugh, y la cantinela Almetas del
purgatorio/ Ánimas que van rondando /Almetas que por la noche/ Por las calles
van vagando, que iban entonando cada vez más personas.
La música, la solemnidad, los atavíos,
las luces de los hachones y los cirios y la estrechez y oscuridad de los
callejones turolenses –allí donde fue posible el Ayuntamiento apagó el
alumbrado público para que los espíritus del purgatorio se encontraran como en
casa– consiguió un efecto sugestivo espléndido, más si cabe que el del cortejo
fúnebre de Diego e Isabel. Otra de las novedades de este año ha sido
precisamente que se incluyeron en el recorrido algunos de los callejones más
estrechos y poco concurridos del Centro Histórico con ese objetivo. “Hay que
pasar por el Torico, porque hay que pasar por el Torico”, asume José Manuel
Alba, compositor de la letanía y uno de los organizadores de la Noche de las
Ánimas, “pero la sensación cuando recorres las pequeñas calles alumbrado solo
por las velas es tremenda”.
Lo atípico del recorrido provocó no pocas
escenas divertidas de personas corriendo de un lado para otro, a través de
calles oscuras, buscando las antorchas que encabezaban la comitiva. El cortejo
místico salió del Seminario por San Martín y recorrió la calle Francisco
Piquer, plaza Anselmo Polanco, Rubio, Tozal, Muñoz Degraín, Tomás Nougués, Tomás Lozano, San Juan, Plaza del Torico y Amantes hasta la plaza de la Catedral,
donde terminó en torno a algo más de una hora después. A lo largo del camino,
las Ánimas de la Noche, que iban a anunciando su paso con escalofriantes
alaridos, incorporaron las almas de cuatro turolenses ilustres, Matías Abad,
Segundo Chomón, Dolores Romero y la Volpini, soprano esposa del Tenor Marín.
Ninguno de los cuatro merecía vagar por el purgatorio, pero así son las cosas.
En la catedral el acto final se recortó
algo en duración con respecto al del año pasado, pero se leyó de nuevo El
Sonido de las Almas. Jesús Cuesta puso voz al excelente relato de José Baldo,
que mantuvo en vilo durante un buen rato al númeroso público que se dio cita.
Baldo ya ha demostrado en el Concurso de Microrrelatos de Mirambel Negro o a
través de los cuentos que ha publicado en DIARIO DE TERUEL que es un maestro en
crear suspense y en derramarlo después sobre el lector dejándole con el corazón
en un puño.
En El Sonido de las Almas, Baldo inventa una historia con
resonancias becquerianas y brillos a lo W. W. Jacobs y hasta, si apuras,
Stephenkinianos, que empasta muy bien con el imaginario popular turolense; la
maldición del amor prohibido, la Catedral de Santa María de Mediavilla e
incluso con los acordes del órgano que todavía resuenan cada año con el ciclo
que organiza en la Milagrosa Jesús María Muneta.
Y hablando de sonidos, como
buen músico trompetista, José Baldo se las arregla para meter en su tenebroso
relato un detalle delicioso, una referencia al acorde místico que la genialidad
y la locura de Aleksandr Skriabin se sacaron de la manga a principios del siglo
XX. Un Do, un Fa sostenido, un Si bemol, un Mi, un La y un Re cuyo sonido
simultáneo no hay sensibilidad en el mundo que no perciba como algo
absolutamente terrorífico y preapocalíptico. Si el caos tiene que llegar algún
día, lo hará tal noche como ayer y lo último que escucharemos serán esas seis
puñeteras notas.
(Texto: Miguel Angel Artigas - Diario de Teruel)
Vídeos de la Noche de Ánimas 2019
(Jesús Durán - Eco de Teruel)
(Jesús Durán - Eco de Teruel)